jueves, 31 de marzo de 2011

Pasar la ITV

Para pasar la ITV hay que superar varias pruebas, y eso he hecho yo esta semana. Pero para pasar las pruebas hay que “visitar” varias salas de espera, lo normal sería pensar que las salas de espera, son simplemente, salas de espera, pero hay muchos detalles que hacen que de esas cortas estancias vivamos experiencias muy dispares.


La primera ha sido en el dentista: no tenía miedo ya que sólo iba a “revisión”, pero el olor de las clínicas dentales transmite de todo menos tranquilidad; entré y allí esperaba una señora que perfectamente me podía triplicar la edad, ella parecía más nerviosa e impaciente que yo. Vinieron a buscarla y se despidió con un “hasta luego” de corderito degollado. Ahí estaba yo leyendo los mil y un diplomas y títulos que colgaban de las pareces (debe ser que esto da calma a los pacientes) y tuve una “reflexión auditiva”: ¿por qué ponen música clásica “relajante” si de fondo se oyen los chirridos y aullidos de las múltiples herramientas? Creo que la sala de espera debería estar insonorizada…


Detalle: las revistas no están al día, había un “Hola” del año de Maricastaña y un “Semanal” de cuando inauguraron el Acueducto. Definitivamente, la sala no está pensada para que estés “cómodo”.



La segunda experiencia ha sido en la peluquería: ahí voy yo con “mi gran decisión” tomada y con cita previa ¡¡claro!! Ir a la peluquería es un verdadero ritual. Al llegar te reciben con “cariños y amores”…que si ¿qué tal todo? que si “qué guapa estás”…para al final guiarte hasta un punto y decirte “siéntate AHÍ” y ahí es donde te esperan cientos de revistas a la última: a la última en cotilleos, a la última en moda, a la última en cortes de pelo…A LA ÚLTIMA!! Pero lo mejor de la espera ha sido ver al típico niño “sufrido” porque su madre le ha obligado a ir a la peluquería a cortarse el pelo y ella se dedica a hablar por él…”Pepito dile a la peluquera a qué cole vas” y, cuando Pepito, el pobre, se decide a abrir la boca para hablar, su madre, muy decidida se le adelanta y suelta una parrafada sobre el cole al que va, sus horarios… Y yo me centro en mi revista y a pensar en el corte de pelo…veo a la Duquesa de Alba…buff no me veo…en la siguiente página “la duquesita”…no, rubia no me pongo…Rihanna…Rihanna…Rihanna…(me acuerdo de que Saltarina dijo que vendría a la pelu conmigo…) y me llaman ¡a lavar!



Y mi última experiencia, no menos emocionante, ha sido en el ginecólogo. He entrado a la sala a la vez que una señora que, esta vez, sólo me doblaba la edad.


Esta sala de espera es más cómoda que la del dentista, pero no tan divertida como la de la peluquería, no hay ni música ni niños, pero sí hay revistas….y ¡¡qué revistas!!


Nada más sentarme…a mi derecha…con el número 1…”Mi bebé”, a punto he estado de salir corriendo, pero no lo he hecho porque sabía que esto iba a pasar, simplemente he evitado ese montón de revistas y he buscado…a mi izquierda…con el número 2…”Hogar”…tampoco es que lo termine de ver claro pero en esa sala de espera…mejor ver muebles. Cuando me he cansado de salones, cocinas y demás estancias hogareñas he rebuscado en ese mismo montón con la ilusión de encontrar algún “Hola” aunque fuese de la boda de Julio Iglesias e Isabel Preysler, pero en su lugar he encontrado una revista con apariencia de dominical…pero en realidad era de cortes de pelo!!! Y digo yo…¿qué hace una revista de cortes de pelo ahí?...¿me ha seguido?...¿esto qué quiere decir?


Solo espero que en la próxima sala de espera no me persiga la revista “mi bebé”

jueves, 24 de marzo de 2011

Como me convertí en Valenciana

Salíamos de Madrid el jueves 17 de Marzo a las 18:00 camino de Valencia Isaac "The mime" y yo, cuando nos encontramos con las primeras y sonrientes señales de 110, que nos acompañaron durante 4 eternas horas de viaje. Estaba emocionada e intrigada por cómo sería esta nueva forma de ver las famosa fiesta Valenciana.
Entrando en Horno de Alcedo, nos recibieron las calles engalanadas y el David de Miguel Ángel nos dedicó un guiño desde la falla.

La ansiedad por verle me comía por dentro y al entrar en la habitación, ahí estaba él, esperándome al otro lado de la puerta, subestimando mi capacidad de ingerir palmeras de chocolate y pollo al curry... Hubiera aguantado la respiración durante horas y tatuado mis pechos a la piel con tal de pasar toda la noche con él... el vestido de fallera. Pero no fue necesario porque los "motorets valencianos" habían solucionado cada pequeño detalle incluso antes de mi llegada.

¿Qué será eso de los "motorets"? Os preguntareis. Son una especie de hadas madrinas valencianas pero sin varita mágica. Necesites, lo que necesites, (compresas, ibuprofeno, rosquilletas integrales, calor en la barriga, un traje de fallera, pendientes, peinetas, mantilla...) lo encontrarán y en el caso de no haberlo o encontrarse defectuoso con sus propias manos darán con la solución.

A la mañana siguiente cuando "motoret Mari" entró por la puerta, ya llevaba remoloneando yo desde temprano. Así que me pegué a sus faldas siguiéndola por cada habitación para anticipar el ansiado momento de bajar a la pelu. Todo el mundo sabe que no se puede ser fallera sin ensaimadas en la cabeza.

"Motoret Nani" (hermana de Mari) tiene una hija "Motoret Valetta" (las hijas de Motorets tienen Motorets). Valetta me construyó una nueva cara resplandeciente e impecable. Ella sí utiliza varitas y polvos, pero no son mágicos si no los activa. Tiene más capacidades ocultas, algunas más o menos peligrosas, pero poderosas sin duda alguna.

Con cara nueva, sólo faltaba una cosa... Bajé corriendo a la peluquería donde Mari aguardaba con kilos de gomina, laca, horquillas, postizos, gomas... con las que cual obra de arte ingenieril convirtió mi cabeza en una cabeza de fallera completa, con todo lujo de detalle; peinetas, agujas, pedientes...

No sé si fueron las horquillas y su presión o el reflejo del espejo pero una extraña sensación se apoderó de mí. Salí de allí con la necesidad imperiosa de tirar petardos, comer fideguá, enfundarme el vestido y "ofrenar las flores a la Geperudeta" al grito de ¡Visca València!.

Me había convertido en Valenciana.




A todos los motorets que lo hicieron posible.

Papel y Boli

Tengo algún tipo de obsesión con los artículos de papelería: bolis, plumas, lápices, rotuladores, post its y cuadernos de mil y un tamaños y formas. Me motivan cuando tengo que estudiar, me parece que con un nuevo boli y un bloc de notas voy a estudiar más y a trabajar mejor.


No todos los cuadernos tenían finalidad cuando los compré o me los regalaron, pero ahora, mirando atrás, los cojo y encuentro cosas que me gusta mucho leer. Encuentro una frase de un libro que en su momento me gustó, frases célebres y celebridades de amigas "chalás", también he encontrado las listas para hacer la maleta y los "Cuadernos de Bitácora" de cada viaje que he hecho. Me alegro de haber tenido este pequeño vicio con los cuadernos, los bolis y apuntarlo todo.

Para escribir este blog no lo estaba necesitando, sólo cogía un folio y un boli y ¡a escribir! (excepto el título que siempre lo escribo con rotulador del color que más "pega" con lo que escribo). Pero lo cierto es que esto no tenía mucho encanto.

Hoy mi obsesión se ha unido a la ilusión de escribir: tengo un nuevo cuaderno dedicado al blog: "Para que no tengas ninguna excusa para no escribir" cita la dedicatoria del cuaderno...así que hoy no he tenido excusa.






"Los detalles marcan la diferencia"



A Ricitos y Saltarina H. R. (Gracias)

lunes, 14 de marzo de 2011

11 de Marzo

Esto no es una ilusión, es, más bien, una reflexión.

Cada día cuando me levanto pongo la televisión para ver las noticias mientras desayuno y me preparo, me gusta enterarme de las cosas que pasan antes de salir de casa, las 4 noticias más importantes, lo destacado de los deportes, el tiempo... pero hay días que es mejor no verlas.


El viernes pasado antes de encender la televisión me acordé que era 11 de Marzo (tengo una misteriosa habilidad con las fechas, me acuerdo de casi casi todo) y pensé que al encender la tele vería las menciones a aquél negro 11 de Marzo de 2004, pero no fue así. Vi en directo cómo una gran ola de ciencia ficción arrasaba todo lo que pillaba a su paso en Japón, me quedé de piedra, blanca, paralizada, estaba viendo el principio de una auténtica catástrofe natural y sobre todo humana. Sentí algo parecido a la sensación de hacía 7 años, incertidumbre y miedo. Según han pasado los días, todo ha ido volviéndose más y más negro y lo que nos queda por ver. Yo sigo con mi rutina, con mi día a día, voy a trabajar, a estudiar, y es que desde aquí no puedo hacer mucho, pero lo que sí que puedo hacer, al menos, es mantener la sensibilidad, ser consciente de lo que ocurre y valorar la suerte que tengo por pisar tierra firme y por poder ver las noticias cada mañana. Me da la sensación de que nos insensibilizamos y nos olvidamos de lo que ocurre en el mundo, o nos acostumbramos a verlo; yo no quiero acostumbrarme.


Ahora espero que la tierra de un respiro y que Japón puede recuperar la ilusión por salir adelante.


"Confía en el tiempo, que suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades" Miguel de Cervantes


sábado, 5 de marzo de 2011

Atascados

Después de un día pensando que hay cámaras ocultas grabando lo que me ocurre, tirada en el sofá decido un cambio de planes de última hora, ya no me que quedo en Madrid; mi resacón y yo nos vamos a Segovia con Alex y Nanes en la hora punta de mi resaca verborreica, a las 20.00 salgo de casa.
Salimos de Madrid y parecía que no había problemas en la carretera, al menos, no más que cualquier otro viernes, pero cuando llevamos media hora en el coche (aprox.) empieza a nevar: al principio agua nieve...luego copitos y finalmente caen copos como plumas de pato Donald.


Mi primera sensación es de emoción y es que algo tiene la nieve que por más que vea nevar, siempre me sorprende (cual perrillo de las nieves), así que al principio hacemos fotos a la nevada y poco a poco nuestro interés se va dirigiendo más a la complicación de la carretera. Cuando llevamos ya media hora parados la cosa empieza a mosquear.


Nanes y yo nos bajamos del coche, hicimos un poco el ganso con la nieve e intentamos enterarnos de qué se cocía por allí (en este momento es cuando yo me empecé a preocupar seriamente). No sé muy bien cuántas horas llevábamos pero recibíamos información en primicia de cómo estaba la cosa al otro lado del túnel y no era nada esperanzador. Mucho tiempo. Poco espacio. ¿Cómo entretenernos? Fotos haciendo el ganso, "veo veo", cantar, cantar interpretando en signos...


Tuve momentos en los que no sabía muy bien si era ficción o realidad, tuve auténticos ataques de risa nerviosa y bajones de sueño en la parte de atrás del coche a modo de sofá. De repente nos movemos, recuperamos la ilusión de alcanzar el territorio de Narnia...pero cuan grande fue nuestra "sorpresa" cuando un señor Guardia Civil (el primero que vimos) nos obliga a cruzar la mediana y cambiar de sentido, es decir, desandar lo andado, coger la A-6 en dirección MADRID a 3 escasos Km del túnel de Guadarrama, vimos el atasco que dejábamos a la izquierda como una auténtica ratonera, por un momento sentimos cierta "libertad" ya que en dirección Madrid parecía que se podía circular, al menos los coches circulaban. No puedo pasar sin hacer una mención especial al Señor Guardia Civil que nos dijo muy amablemente "Vayan hasta Villalba y vuelvan a dar la vuelta para ir en dirección A Coruña"(volver a sufrir el atasco) "olé tú".


Durante unos minutos vivimos en un Oasis ya que decidimos aceptar la dirección que llevábamos, ir a dormir a Madrid, pero el Oasis se centró en la visualización del kebab o la hamburguesa tremendamente grasienta que nos ibamos a comer al llegar a Madrid. Pudimos ir un rato detrás del quitanieves (primero que vimos después de unas 3 horas) y creímos que a las 23.30 o 00.00 podríamos estar en Madrid, tarde, tras 4 horas en el coche, pero llegaríamos...LUCES DE EMERGENCIA...PARAR...ADIOOOSSS OASISSSSS...ADIOSS HAMBURGUESA. De repente nos vimos en Torrelodones, literalmente parados, en una ratonera en dirección opuesta.

La A-6 estaba cortada en ambos sentidos y las necesidades fisiológicas hacían su efecto sobre nosotros: hambre= cabreo, pis = risa nerviosa, pero somos gente de recursos: Nanes colocó el coche estrátegicamente para evitar una catástrofe en la tapicería del coche (escena realmente cómica), y Alex recurrió al maletero del coche para superar el hambre con una caja de bombones: "la vida es como una caja de bombones, nunca sabes lo que te va a tocar" (qué grande Forrest). Yo comí bombones y animé a mi amiga a superar su pudor... Apenas vimos Guardia Civil, lo de la Cruz Roja, las mantas y la comida ¿cuándo? ¿dónde? (esta es la parte vergonzosa...en la que ahorramos en sal, en quitanieves, en la que fuimos a 10 km/h , consumiendo más que a 120, en la que contaminamos lo que no habíamos contaminado en 3 meses, en la que pasamos frío, hambre y sueño...pero no me quiero cebar más con esta parte).


Tuvimos subidones musicales "tonight is gonna be a good good night" (ya 4 horas en el coche) y bajones a lo GH, la convivencia es dura. Finalmente no sé muy bien a que hora abrieron la A-6 pero llegué a las 2.30 a mi casa (Madrid), es decir, al punto de partida 6 horas y media más tarde. He de decir que no se me hizo eterno pero creo que en mi caso la resaca me hacía ver todo como si fuese un sueño, espejismo, o que definitivamente me han implantado una cámara y esto era una broma. Lo cierto es que hoy lo veo como una gran experiencia.


Gracias compañeros de viaje.


A Alex "la maravillas" y Nanes "el hombre paciente"

miércoles, 2 de marzo de 2011

Gente desconcertante...

Hay un tipo de personas en el mundo que merecen una mención especial. Nos rodean en casi todos los ámbitos de nuestra vida y pueden pasar de ser excesivamente irritantes a destornillantemente graciosos. No tienen término medio.
La gente desconcertante tiene dos variantes a modo de dos caras de una misma moneda.

Por un lado tenemos el perfil "Sabedor/a supremo/a". Se caracteriza por su pedantería al hablar y sus aires de superioridad. No tiene un discurso normal, sino que da tantas vueltas al hablar y utiliza un lenguaje tan complejo que genera dos sentimientos en el oyente según la fase de conocimiento en la que te encuentres.
En las primeras conversaciones, genera admiración. Le oyes hablar y piensas, "Joder! Qué tío/a más inteligente. No alcanzo a comprender sus razonamientos de tan alto nivel pero le admiro." Esta fase tiene una duración variable, pero tarde o temprano sucede algo que te hace pasar de fase y comenzar a ver a esa persona con otros ojos. Puede ser oirle un comentario erróneo que por fín comprendiste sobre un tema que controlas, o quizá analizar la cara de los que te rodean durante su discurso para descubrir que el "genio" no es un incomprendido por su sabiduría, sino por todo lo contrario. A partir de tal descubrimiento se abre la caja de pandora y es un no parar de comentarios desafortunados y pedantemente hablados. En tu cabeza, derrepente se ha convertido en un listo que lo sabe todo, todo le ha pasado y todo lo ha vivido, pero a la hora de la verdad le das un canuto para que haga una o y se limita a soplar.


En segundo lugar y no por ser menos valioso, tenemos al perfil "Corre plátano". La primera vez que hablas con él te da penilla por si fue Dios o las drogas las culpables de dicho efecto. Hablan despacio, con muchas pausas y todo son preguntas excesivamente simples. Un diálogo con ellos es muy cansado, y es difícil aguantar una conversación larga sin sentir el impulso de llorar o descojonarte de la impotencia que generan. Pero lo estás infravalorando. Derrepente sueltan una perla, una idea brillante, algo que jamás se te hubiera ocurrido a tí ni a nadie de tu entorno y te hace dudar... Si investigas sobre su obra comienzas a localizar pruebas de que su infravalorada cabeza  tiene momentos de lucidez muy inquietantes. A veces son fugaces y van seguidos de una pregunta absurda, pero son indicios claros de que esa persona no es lo que parece o al menos no siempre.

De estos dos tipos de personas evidentemente me quedo con los "Corre plátano" porque prometen gratos momentos de diversión y admiración mientras que los "Sabedores supremos" únicamente me generan frustración y aburrimiento. Pero lo importante de esta reflexión es darnos cuenta de lo mal estimadores que somos. Tenemos un intervalo de error inmenso con este tipo de gente al pasar de considerarles genios a gilipollas y a la inversa en cuestión de segundos.
¿Suscitaré yo también este tipo de duda? Definitivamente sí, probablemente desconcertaré a más de uno en ambos sentidos.

martes, 1 de marzo de 2011

Las Gafas de No Ver

Es curioso, cuando estoy estudiando me entran ganas de hacer cientos de cosas como leer, escribir, pintar, cantar, correr, bailar y hasta limpiar, todo menos estudiar y como estoy en la biblioteca, escribir ha sido la mejor opción.

Hay algo que está dando vueltas en mi cabeza, sobre el optimismo y por qué lado hay que mirar las cosas. Hay días que desde que amanece todo parece negro y lo que pasa en realidad es que te has puesto "Las gafas de no ver". Probablemente ha ocurrido algo que parece una catástrofe, pero lo que en realidad ha pasado es que no te has fijado en los detalles positivos de lo ocurrido (siempre los hay).




Cuando empiezo a ver todo gris tornando a negro busco las cosas que me gustan e intento que mis pensamientos negativos no se apoderen de mi día.




Hace unos días sufrí un caos doméstico a las 8 de la mañana, con prisa y sueño y...¿qué hice? lo primero gritar -¡¡¡MIERDA!!!- (esto desahoga) y luego reírme de mi misma y mis circunstancias; cuando salí de casa me monté en el ascensor preparando la música (positiva) para el camino y guardando las llaves de casa en el bolso y, para no variar, un vecino paró el ascensor en el 3º, yo pensé que había llegado a la salida así que salí del ascensor al galope cual caballo de carreras hacia la puerta de la calle (mientras mi vecino entraba en el ascensor con cara de esta está loca), pero...qué sorpresa cuando me di cuenta que no estaba en la planta baja sino en el 3º, y...¿qué hice? ahora sí, lo primero reírme y bajar las escaleras andando, eso sí, cuando me encontré con mi amigo del 3º al salir del portal, muy digna y sonriendo dije: " Hasta luego" (pensando para mí: "sí, puedes reírte").




Cada uno tenemos nuestros amuletos de positivismo y a ellos deberíamos recurrir cuando "las gafas de no ver" se acerquen a nosotros. Creo firmemente que si saliésemos a la calle todos los días con la intención de disfrutar el día y de la vida no pararíamos de recibir señales que nos llevarían a bebernos la mitad del agua que queda en el vaso.