lunes, 10 de septiembre de 2012

Vuelta al cole


El olor de los libros, el momento de forrarlos, la incertidumbre de qué profe me tocará y si me pondrán en clase con mi amiga del alma pero sobre todo las ganas de ver a mis amig@s “del cole”.
Sé que el primer día, incluso la primera semana voy con muchas ganas al cole, además hasta Octubre no hay clase por la tarde (lo malo será cuando empiecen a mandar tareas). Pero hay algo de la vuelta al cole que no me mola un pelo y es esa insistente manía de los profes por hacer una “evaluación inicial para ver cómo andáis después de las vacaciones” (mira que recuerdo pocas de esas de ortografía, y falta hacen). La primera en la frente.


Desde muy pequeña me ha apasionado estrenar cuadernos y libros (si entráis conmigo en una papelería ya podéis esperar un ratito…) pero el momento de agarrar el boli y copiar el primer problema de mates era muy traumático: folio, boli y cabeza gacha, eso sí que era miedo al folio en blanco y no el de los escritores. Pero el momentazo del día llega cuando suena la campana y todos salimos corriendo como alma que lleva al diablo al recreo (durante unos años tuve cierta confusión semántica con patio y recreo, asociaba patio al espacio de tiempo como bambi=ciervo, otro día os hablo de mis confusiones terminológicas). En el recreo del primer día faltan horas para contar todo lo que ha pasado en el verano: desde la superherida que me hice en la rodilla cuando subía a “la peña de los 20 duros” hasta la historia del chico salmantino del que todas estábamos loquitas pero que nos llevó a estar todo el campamento limpiando ¡qué duro es el amor!

Es fantástico cómo las historias crecen y mejoran con el paso del tiempo. ¿no os pasa que de tantas veces que habéis escuchado una historia la conviertes en tuya aunque no vivieses ese momento? Adoro este fenómeno, es un agujero que la memoria nos regala para unirnos más a nuestros amigos y construir montañas de oro a base de pepitas.


El mes de Septiembre es guay porque todavía hace bueno y es agradable salir al patio (o recreo) durante los recreos (o patios). Lo recuerdo como si fuera ahora mismo: me gusta mucho salir al patio y pensar que estoy en un castillo fortificado en lo alto de una colina, ir con las chicas al torreón y entrar al edificio por el puente levadizo.
Recuerdo cuando en mi casa me decían que querían ponerme libros en la cabeza para que no creciera. Ahora lo entiendo pero lo que me gusta de ser “mayor” es que tengo la suerte de haber sido esa niña.

Hoy he vuelto al cole :)