viernes, 22 de abril de 2016

La música al rescate


Llevo unas semanas de muchas emociones, trabajo intenso y mil recados por hacer. 

No paro, y aunque eso no es nuevo en mi, últimamente tengo la cabeza embotada de tantas cosas. Nada malo, pero me noto cansada. 

Por otro lado, me gusta ir de conciertos, aunque voy mucho  menos de lo que me gustaría (precisamente por las mil cosas que hago pero este no es el tema). El tema es que normalmente cuando voy a ir a un concierto o festival, tengo, por lo menos, una semana de nervios, de escucharlo, de comentarlo, incluso de dar el coñazo a los que están a mi alrededor ;)


Pero esta semana no fue así, entre las mil cosas que tenía en la cabeza (resaca emocional de exaltación de la amistad incluida), no estaba el concierto de Love of Lesbian y resumiendo mucho:

 Lo de ayer fue mágico y me pilló por sorpresa. 



Después de 10 minutos de concierto me di cuenta que llevaba ese tiempo sin pensar en NADA. Fui muy feliz sólo cantando, bailando e hipnotizada con Santi, el flautista de Hamelín hecho hombre. 

Hay un momento que te das cuenta que estás al 100% en el concierto, sin comentar con los compañeros, sin mirar a otra parte, con todos los sentidos y la atención puesta en el escenario y de repente Santi Balmes intervino con su voz mágica y nos pidió que dejáramos los problemas fuera. Piel de gallina - <<me has leído la mente tiooo>>


Podría describir todo el concierto: la sorpresa para los que escuchaban por primera vez Planeador del nuevo disco, los pelos de punta con 1999 o Segundo Asalto y nostalgia cuando tocaron temas de Maniobras de escapismo.


Pero no soy capaz de describir lo que sentí, sólo se que la música me secuestró y me rescató.