viernes, 18 de noviembre de 2011

La compra

Mientras hago la compra todo está tranquilo, a veces sigo a rajatabla la lista que llevo preparada pero otras me dejo llevar por lo que los marketinianos quieren que haga, caigo en las tentaciones de lo que está delante de mis ojos y paso delante de todos los productos posibles hasta encontrar un cartón de leche, paquetes de chicles, risketos y calendarios de adviento caen accidentalmente a mi cesta, la compra es más divertida con “caprichos”. Ya tengo la compra decidida, sé que olvido algo importante pero doy un paso adelante y decido que he acabado por hoy.


Llego con la cesta a la caja y empiezo a maquinar: me cuelgo el paragüas empapado de la muñeca y me doy cuenta de que tengo el monedero en el fondo del bolso así que me pongo a buscar para estar preparada en el momento de pago; la cola avanza mientras tengo la mano metida en el fondo del bolso al estilo “Mary Poppins” así que tengo que darle un empujoncito a la cesta con el pie; consigo sacar el monedero, pero para cerrar el bolso sujeto el monedero con los dientes mientras subo las cosas a la cinta transportadora, todo marcha.


Observo cómo la señora que tengo delante debate con el cajero si se le aplican o no los descuentos y se olvida que tiene que meter los productos en una bolsa, presiento el desastre, no hay hueco para dos compras en el “más allá” de la caja. El cajero empieza a pasar mis productos, es muy rápido y veo cómo mis cosas se acumulan con las de la señora, no sé si abrir el monedero y sacar la tarjeta o guardar cosas en las bolsas. Como buenamente puedo le doy la tarjeta, en mi momento de concentración en las bolsas el chico me pide el pin de la tarjeta y la señora sigue a su ritmo, y yo al mío: organizar las bolsas a esta velocidad no es posible, se acumulan las cosas, las bolsas se rasgan, meto la lechuga debajo de tomates y la aplasto, la bolsa de naranjas se rasga con el paquete de jamón york y salen todas rodando, cojo otra bolsa para meterlas pero los productos de la chica que me sigue en la cola se me echan encima. Me da el ticket, a estas alturas no tengo extremidad libre para coger el ticket así que en un microsegundo lo cojo y lo meto a capón en el monedero que vuelve a mi boca como sitio seguro, no hay posibilidad de abrir el bolso en este momento crítico, cojo dos bolsas con una mano el bolso con la otra y la tercera la empujo con el pie hasta la zona de carritos, la zona segura. Por fin respiro.


"Vísteme despacio que tengo prisa" Sabiduria popular