viernes, 1 de mayo de 2020

Mensaje para la Nueva Humanidad


¿Qué está sucediendo y cómo lo estamos afrontando? Estamos viendo las luces y sombras de cada uno de nosotros.
¿Por qué la política y las ideas se interponen entre las personas en lugar de acercarnos y ayudarnos a evolucionar? ¿Por qué necesitamos identificarnos con una postura y defenderla aún a costa de equivocarnos? ¿Por qué nos creemos superiores a los otros?


He visto personas que hace años se lanzaban a las calles y tachaban de fascistas a los que promulgaban una ley mordaza que pretendía dar control al Estado de la libertad de expresión. En cambio ahora alegan que por proteger a la población del engaño esa libertad de expresión no es tan necesaria.

He visto personas que se consideran superiores moralmente al otro y no son capaces de escuchar con interés  lo que el otro dice o ver lo que tiene para enseñarnos. En cambio censuran y apartan todo aquello que no quieren escuchar o les es incómodo. Se convierten en dictadores digitales de sus muros de Facebook donde sólo tienen voz los que piensan como ellos o bloquean en Twitter a todo aquel incómodo que contradice sus ideas.

He visto personas que ayer defendían una ley mordaza para proteger a la población de sí misma y que ahora desearían poder lanzarse a las calles a exigir la libertad de expresión cuando ven tan cerca la aplicación de sus ideas previas. Ahora ven la importancia de que nadie tenga el poder de callarnos y manipular la información a su antojo.


He visto personas que sintió dolor ante los ataques que se lanzaron contra un gobierno al que se hacía responsable de un ataque terrorista con 193 muertos. Lo apoyó y defendió pero ahora no es capaz de empatizar con un gobierno que se enfrenta a una crisis mucho mayor y se convierten en sus atacantes principales.

He visto personas que se lanzaban a destruir gobiernos en situaciones de crisis como tras un ataque terrorista con 193 muertos, pero que ahora piden arropar al gobierno en una situación que está dejando encima de la mesa decenas de miles de muertos. Ahora ven la importancia de aceptar los errores, y apoyar a un gobierno para que de lo mejor de sí mismo sin zancadillas y así salir todos de la crisis.


He visto personas que reclamaban el reconocimiento y derecho de los familiares de fallecidos a desenterrar los muertos de las cunetas pero que ahora permanecen calladas ante miles de muertes en soledad y sin despedida. Ahora parece que no es tan importante para ellos la visibilización de estas nuevas víctimas que no saben dónde están sus muertos.

He visto personas que minimizaban la importancia de restaurar la memoria y reconocimiento de los muertos en las cunetas porque era un pasado doloroso que debía olvidarse. En cambio Ahora son conscientes del dolor que están viviendo miles de personas que persiguen a distancia los restos de sus familiares y sienten que les han robado un momento sagrado de despedida y duelo.


¿Tanto odio albergamos? ¿Tantas heridas abiertas que no somos capaces de cerrar? ¿A dónde nos lleva esto? 

Nuestra propia falta de humanidad es lo que nos va a extinguir como especie y no el Covid-19. De hecho igual la humanidad siempre fue así. Nos enfrentamos y autodestruimos. La venganza es una fuerza que parece imparable que puede acabar con todo.

Lo que ahora sucede es que sólo una Nueva Humanidad podrá sobrevivir:

_La que considera valiosos a todos los seres humanos y se esfuerza por sanar las heridas que nos separan.

_La que escucha, debate y abraza a los que piensan diferente porque le ayudan a evolucionar. Esa es la diversidad que enriquece el mundo. 

_La que protege a los demás no por miedo y amenazas sino por amor. La que se arriesga a sí mismo por salvar una vida pero no arriesga una vida ajena por un objetivo personal menor.

_La que reconoce y honra a todos los muertos que nos han dejado la vida que tenemos, hayan sido grandes, pequeños, comunistas, fascistas, sacerdotes o imanes. 

Photo by Aarón Blanco Tejedor on Unsplash
¡Bienvenida a esta nueva humanidad!