lunes, 13 de junio de 2011

El Buen Rollo

Me levanto con la camiseta ensangrentada (sangre roja, aunque parezca mentira), con la cabeza en otro lugar, mi dedo pulgar palpita, parece tener vida propia y en lugar de una uña, en un solo dedo tengo dos. Miro a mi derecha y hay una amiga con el dedo meñique del pie (que no pequeño) cual botijo amoratado, está en un sueño tan profundo que a pesar de hablarle y hacerle varias preguntas ella no contesta, me pregunto si está bien pero de repente su botijo hace un movimiento que me tranquiliza así que dejo que duerma.

Me levanto, cojo el móvil y me voy a preparar un café, mientras mis 4 compañeros duermen reviso los documentos gráficos que me recuerdan los grandes descubrimientos de esta noche: niñas del exorcista cantoras de Híspalis, auténticos ”Spaguettis a la Beatrice”, chicos que se enfrentan solos a una barra de bar y una fila de botellines, manos tontas que encuentran sin buscar y hasta los razonamientos de un chico para colgar la llamada de una chica.


He descubierto las fiestas de un pueblo segoviano, pienso (lo que mi cabeza me permite) y reflexiono: una fiesta memorable, y no por la fiesta en sí, sino por las sensaciones vividas. Lo que mejor podría describir esto es “el buen rollo”. El buen rollo que hace que dos amigos decidan que quedarse allí es la mejor opción de noche (o todos o ninguno).


Este buen rollo es el que me fuerza a salir a la 1 de la tarde a un “Vermut” conocido en el mundo entero, y la razón de entrecomillarlo no radica en que bebiese cerveza en lugar de Vermut sino que duró algo más de lo que normalmente dura esta tradición… otra vez el buen rollo que se respira es el que te secuestra en las calles del pueblo. La gente de allí lo desprende, los forasteros lo fomentan, la Charanga lo acompaña, la cerveza lo aliña y la Virgen del Bustar lo motiva. No quiero olvidarme de Ella porque aunque la fiesta se aliñe con cerveza o con charanga, todos allí no dejan de mencionar a la Virgen del Bustar, le bailan, le cantan y le hacen castillos humanos, es una celebración digna de ver.


Pero si algo saco en claro de todo esto es que el buen rollo lo llevamos nosotros y somos nosotros mismos los que hacemos que una noche o un día sea grande y, ¿qué quiero decir con esto? Que nosotros somos los que creamos los momentos felices, que nuestra predisposición y la de los que tenemos alrededor hace que cada día sea bueno o no.


“Si quiero disfrutar de cada momento de la vida, lo haré”

jueves, 9 de junio de 2011

Historia ejemplar

"Cuando estaba embarazada de tres meses me dijo el médico muy fríamente que el niño venía con muchos problemas y debía hacerme un análisis para decidir si abortar o no. Entonces, yo me derrumbe..."

Este es el testimonio de María, pero podría ser la historia de cualquiera y no será la primera ni la última vez que una dura historia comienza así.

Lo bello de esta historia está en lo que sigue a los acontecimientos recién citados. Podríamos pensar que dichos análisis dieron negativos o que ésta mujer tras el derrumbamiento decidió abortar y acabó con el problema de raíz, pero entonces estaríamos faltando a la verdad y la grandeza de esta historia no impregnaría el alma de nadie.

La situación fue la siguiente; el análisis dió positivo y el bebé murió, pero hay detalles intermedios que dignifican la actuación de las personas implicadas en la historia de una manera ejemplar.

Cuando María se derrumbó, Pablo, su amigo, acudió en su ayuda. Mientras ella se ahogaba en lágrimas, Pablo recogía cada una de ellas y le reconocía el derecho a estar enfadada con Dios. Pero con él de la mano, la sombra de María se convirtió en luz y gracias a su apoyo aceptó que su hijo iba a vivir hasta el día que fuera y disfrutaría cada día que tuvieran juntos. 

El final es muy duro, pero hay una gran enseñanza en la vida de Juan, y es que el apoyo de un amigo como Pablo fue para Juan y María más que cualquier "Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo".

Pablo era sacerdote y bautizó y enterró al niño. Si cuando lees esto piensas: "Era evidente" y consideras que la postura antiabortista no tiene cabida fuera de la fe piensa de forma "atea"; ¿Te gustaría que decidieran por tí cuantos días vivirás? 
¿Cómo sería que varias personas que no te conocen y no saben como eres ni cómo serás decidan acabar con tu vida? 

No me importan las razones. Me da igual si consideran que estoy enferma, que mi padre fue un cabrón, que mi madre es muy joven, que seré un incordio o que mis padres no están preparados para mí. ¿Eso qué importa? Tengo derecho a vivir por encima de nigún derecho a la comodidad de nadie y mucho menos tengo por qué pagar por las malas acciones de otro. No es cuestión de fe, es cuestión de HUMANIDAD.

Para cerrar la entrada si quiero volver sobre una reflexión preciosa de Pablo en la omilía del entierro y es que
"Todos venimos por una misión y en casos como Juan lo que pasa es que la cumplen más rápido que los demás." 

martes, 7 de junio de 2011

NECESIDAD

“Aquello a lo cual es imposible sustraerse, faltar o resistir”



Esta es la definición que más me ha gustado de la palabra “necesidad”. Me parece que transmite la sensación incontrolable de requerir algo con tal fuerza que no tenerlo o no poder disponer de ello crea un intenso malestar.


Existen muchos y variados tipos de necesidad y pueden ser clasificados de distintas maneras: necesidad real o creada, por ejemplo. La necesidad de comer para alimentarse es una necesidad real mientras que “necesito llevar el móvil en el bolsillo” es una necesidad creada (no por ello menos lícita). Cuando un apreciado lector me dijo: “te propongo un tema para Ilusionadoras: las necesidades”, me pusé a pensar cómo podría enfocar el tema y lo primero que me vino a la cabeza fue la pirámide de Maslow que establece niveles de necesidades y explica cómo éstas han de cumplirse desde la base y cuando éstas se cumplen podrán ser cumplidas las del nivel inmediatamente superior y así sucesivamente… no pretendo escribir sobre algo que ya está escrito ni contar “la pirámide de Maslow” (la cual recomiendo leer) así que simplemente divagaré sobre “la necesidad”.


Necesidades físicas, fisiológicas, sentimentales, materiales, espirituales, laborales, naturales, culturales…son algunas de las que se me ocurren (me gustaría que l@s lector@s aportasen algunos ejemplos de necesidad y la importancia que le dan…)


A mi si me preguntas qué entiendo por necesidad, yo te digo: necesidad es algo sin lo que no puedes vivir, algo que resulta imprescindible en tu vida.


Tan importante como la necesidad es la percepción que cada uno tiene de la misma; en muchas ocasiones no somos conscientes de cuánto necesitamos el agua, el aire, un techo bajo el que vivir o incluso a una persona que no creíamos tan necesaria a nuestro alrededor…y sin embargo, somos muy conscientes de cuánto necesitamos que llegue el ansiado fin de semana, tomar un café por la mañana o disponer de todos los objetos cotidianos posibles.


Muchas necesidades básicas no son cubiertas y esto conduce a que muchas personas no se encuentren bien, no estén a gusto con su vida y con su entorno. Según pasa el tiempo cada vez tenemos más necesidades “artificiales”, necesidades creadas por y para nosotros mismos; el problema está en que nos olvidamos de las necesidades reales, las más humanas, pero creo que con el tiempo, la experiencia y ¿por qué no? con el dolor individual y social también estamos aprendiendo a valorar más las necesidades reales.


No sé si lo creo, pero sí sé que quiero creerlo.





Gracias Jugo por proponer ideas para Ilusionadoras