jueves, 9 de junio de 2011

Historia ejemplar

"Cuando estaba embarazada de tres meses me dijo el médico muy fríamente que el niño venía con muchos problemas y debía hacerme un análisis para decidir si abortar o no. Entonces, yo me derrumbe..."

Este es el testimonio de María, pero podría ser la historia de cualquiera y no será la primera ni la última vez que una dura historia comienza así.

Lo bello de esta historia está en lo que sigue a los acontecimientos recién citados. Podríamos pensar que dichos análisis dieron negativos o que ésta mujer tras el derrumbamiento decidió abortar y acabó con el problema de raíz, pero entonces estaríamos faltando a la verdad y la grandeza de esta historia no impregnaría el alma de nadie.

La situación fue la siguiente; el análisis dió positivo y el bebé murió, pero hay detalles intermedios que dignifican la actuación de las personas implicadas en la historia de una manera ejemplar.

Cuando María se derrumbó, Pablo, su amigo, acudió en su ayuda. Mientras ella se ahogaba en lágrimas, Pablo recogía cada una de ellas y le reconocía el derecho a estar enfadada con Dios. Pero con él de la mano, la sombra de María se convirtió en luz y gracias a su apoyo aceptó que su hijo iba a vivir hasta el día que fuera y disfrutaría cada día que tuvieran juntos. 

El final es muy duro, pero hay una gran enseñanza en la vida de Juan, y es que el apoyo de un amigo como Pablo fue para Juan y María más que cualquier "Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo".

Pablo era sacerdote y bautizó y enterró al niño. Si cuando lees esto piensas: "Era evidente" y consideras que la postura antiabortista no tiene cabida fuera de la fe piensa de forma "atea"; ¿Te gustaría que decidieran por tí cuantos días vivirás? 
¿Cómo sería que varias personas que no te conocen y no saben como eres ni cómo serás decidan acabar con tu vida? 

No me importan las razones. Me da igual si consideran que estoy enferma, que mi padre fue un cabrón, que mi madre es muy joven, que seré un incordio o que mis padres no están preparados para mí. ¿Eso qué importa? Tengo derecho a vivir por encima de nigún derecho a la comodidad de nadie y mucho menos tengo por qué pagar por las malas acciones de otro. No es cuestión de fe, es cuestión de HUMANIDAD.

Para cerrar la entrada si quiero volver sobre una reflexión preciosa de Pablo en la omilía del entierro y es que
"Todos venimos por una misión y en casos como Juan lo que pasa es que la cumplen más rápido que los demás." 

5 comentarios:

  1. Muy bonita historia, ya había ganas de que escribieras Cras. felicidades por la entrada!

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  2. Me alegro de que te haya gustado. Mira que me has animado a escribir veces eh?
    Yo sólo puedo cuando de verdad me sale... :)

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  3. Una historia para reflexionar.

    Se te echaba de menos por estos lares... ayer te iba a mandar un twitt animandote a volver al mundo ilusionadoras pero al final se me paso'.

    Enhorabuena por la entrada!!! Escribe ma's cositas!!!

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  4. Muy buena entrada compañera!
    Posiblemente cuando vea la película haga lo mismo con Pablo en mi blog :)
    Peeeero, hasta después de exámenes nada :S

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  5. Muchas gracias por los ánimos :)
    A ver si esta vez no pasa tanto tiempo entre entrada y entrada.

    Cuando veas la peli no podrás evitar escribir algo sobre Pablo, ya verás Rubén.

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